Cada vez hay más personas que deciden acompañar sus vidas con un canario. A primera vista, quedan seducidos por la vivacidad del color de sus plumas, o por el canto de algún ejemplar que se llevan a casa. Y la verdad es que casi siempre es una buena idea.
A la hora de adquirirlo, es fundamental comprobar que se encuentre sano. Si lo está, se mostrará vivaz, alegre, cantarín, muy excitado, y que pasa el día saltando, cantando y gorjeando. Si un canario está triste, taciturno y somnoliento, puede ser indicio de que no esté del todo sano. También se deberá tener en cuenta el estado de su pelaje, que tienen que ser brillante, limpio y las plumas pegadas al cuerpo.
Eso sí, existe un período de tiempo que es el más aconsejable para comprar canarios: entre el mes de noviembre y el de marzo, época en que la muda ya ha tenido lugar y, tanto los recién nacidos como los mayores, están en pleno período de canto.
¿Adquirir un macho o una hembra?
El macho tiene un porte orgulloso, fiero y agresivo, sus plumas tienen un color más vivo, la cabeza es ligeramente más plana que la de la hembra y su cuerpo es más pesado y redondo. Por su parte, la hembra tiene un plumaje de color más homogéneo y con menos manchas que el de su compañero; el modo de mover la cabeza, más fina que la de su compañero, es muy gracioso; su cuerpo es esbelto y elegante, y su canto se limita a tímidos y dulcísimos sonidos.
El color de sus plumas
Al elegir un canario no hay que olvidar la importancia que tiene el color de su plumaje para la reproducción y el canto. Los canarios verdes manchados de amarillo, los que se caracterizaban por su plumaje verde gris estriado de negro sobre el dorso, o bien los verdes claros con manchas amarillentas sobre el pecho, no son los más apreciados por los criadores y los entendidos, a pesar de que son más robustos.
Lo más importante cuando tengas tu canario, es que esté rodeado de cuidados y cariño: ¡dos necesidades que les son imprescindibles!
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