El gato doméstico desciende del gato salvaje africano, animal originario del desierto. Ha conservado de su ancestro la particularidad de ser un sobrio bebedor y la capacidad de concentrar la orina.
En la vivienda, su sed está relacionada con el tipo de alimento que se le proporciona. Un gato alimentado con patés y latas bebe menos de 10 veces por día: esto es difícil de observar por su propietario que piensa, consecuentemente, que su mascota no bebe. Por el contrario, si come croquetas, bebe brevemente de 10 a 20 veces por día, a menudo tras una comida.
Que podemos hacer??
Poner siempre a disposición de tu gato un bol de agua fresca al lado de su plato de comida. Cambia el agua 1 o 2 veces cada día. Proporciónale agua del grifo o, si no le gusta su sabor, agua de una fuente. Las aguas minerales deben ser evitadas, sobre todo en los animales enfermos o en individuos con cálculos urinarios, pues son demasiado ricas en sales minerales.
Aclarar bien el bol de agua después de haberlo usado. Tu felino detectará cualquier rastro de detergente y puede rehusar la bebida. Son preferibles los recipientes fabricados en acero inoxidable, en vidrio o en porcelana. Los de plástico tienen el inconveniente de que se impregnan de olores desagradables para el gato y son más difíciles de limpiar.
Consulta al veterinario lo más rápidamente posible si observas algún cambio en la toma de bebida: el aumento de la sed y las micciones frecuentes son a menudo los primeros signos de una enfermedad (infección, diabetes, insuficiencia renal o hepática, hipertiroidismo…)
Fuente: 100 ideas falsas sobre el gato
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