Varios son los factores que deben tenerse en cuenta para que la alimentación de un gato sea lo más satisfactoria posible; y no sólo para el animal, sino también para su propietario.
Los gatos son mucho más exigentes con su alimentación que otros animales de compañía, como los perros. Los gatos tienen menos papilas gustativas en su lengua, por lo que el sentido del gusto no es tan importante como en los perros, por ejemplo.
Factores como la palatabilidad y la textura se convierten en focos de atracción para el gato. Donde no llega el sentido del gusto si que llega su olfato. Otro factor es la digestibilidad, que hace referencia a la facilidad con la que el animal conseguirá absorber nutrientes que contiene ese alimento.
Los alimentos para gatos tienen diversas formas, pero en general hay alimentos secos y húmedos o enlatados. Hay personas que prefieren este tipo de comidas, como es el caso de Pearson, experta en nutrición felina, quien dice que, debido a la naturaleza carnívora de los gatos, la comida húmeda es la elección más adecuada, ya que las proteínas presentes en los alimentos secos son de menor valor biológico.
El origen animal de las proteínas en los alimentos húmedos es fundamental para el aporte de taurina, un aminoácido que los gatos no pueden sintetizar en la cantidad necesaria, y que resulta clave para el desarrollo de sus tejidos cardiacos y oculares.
Una dieta de alimento enlatado también aporta a los gatos buena parte del agua que necesitan diariamente: mientras que los alimentos secos contienen una media de un 6 a un 12% de humedad, en los alimentos enlatados esa proporción puede alcanzar hasta el 75%. Ese aporte es interesante, la sensación de sed en los gatos no es tan acusada como en otras especies, de forma que corren más riesgo de deshidratación crónica, que a su vez puede traer consigo problemas renales y urinarios.
Fuente: revista especies.
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